El 9º programa de MasterChef Uruguay fue muy especial: tuvo un repechaje, invitados de lujo y muchísima emoción.

Cuando los participantes ingresaron a la cocina, recibieron la sorpresa de que esta vez no tendrían que trabajar y que subirían directo al balcón, ya que habría un repechaje entre los ocho aspirantes eliminados hasta ahora. Uno a uno fueron entrando Sandra,  Gonzalo, Belén, Gabriel, Raúl, Sofía, Raquel y Oscar, dispuestos a dejar lo mejor de sí mismos para poder volver a la competencia.

La primera prueba consistió en preparar un raviolón con una yema de huevo cruda en el centro. Para ayudar al jurado a en la tarea de evaluarlos, llegó Martín, el autor del raviolón que hizo historia en la primera temporada. Varios participantes consiguieron buenos resultados, al punto que seis de ellos pasaron a la siguiente etapa del repechaje.

En esta nueva instancia, los participantes se encontraron con cajas misteriosas. Cada una de ellas contenía un elemento diferente -un caracol de mar, una tabla de tronco de árbol, un cucharón, un coco, una hoja de plátano y un frasco vacío-, y tuvieron apenas 45 minutos para preparar un plato pensado específicamente para ser servido en ese contenedor, en una prueba que requirió mucha creatividad y velocidad. El jurado probó los platos y decidió que cuatro participantes se habían ganado el derecho de seguir en carrera.

A continuación, en la tercera etapa del exigente repechaje, los participantes tuvieron 45 minutos para preprar un plato que tuviera morcilla como ingrediente principal. Esta vez, los participantes tuvieron que exprimir al máximo su creatividad y su técnica, para trabajar con este polémico producto, que tiene tanto fanáticos como detractores. Pese a la dificultad de la prueba, los platos presentados colmaron las expectativas del jurado, que en una decisión complicada, determinó que dos participantes pasarían a la siguiente prueba.

El último desafío contó con una invitada de lujo para formar parte del jurado: ¡nada más y nada menos que Narda Lepes! Su aparición sorprendió tanto a los aspirantes que estaban participando del repechaje como a los que estaban mirando desde el balcón, ya que algunos se declararon auténticos fanáticos de esta reconocida chef y presentadora argentina. 

La prueba comenzó con unas nuevas cajas misteriosas que contenían algo muy importante: los ingredientes con los que cocinaron cuando cada uno quedó eliminado. La idea era que tuvieran una segunda oportunidad y, sobre todo, ver si habían aprendido de sus errores. Una segunda caja misteriosa contenía ingredientes extra, como para que mejoraran los mismos platos que los habían dejado fuera de la competencia.

En 60 minutos, los dos participantes debían competir entre sí y con ellos mismos, bajo muchísima tensión, nervios y la atenta mirada de un jurado recargado y más exigente que nunca. Finalmente, tras probar los platos y hacer las devoluciones, Narda anunció quién era el ganador del repechaje, recuperaba su delantal y volvía a la competencia.

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