El 12º programa de MasterChef Uruguay dejó momentos inolvidables, con una competencia que se vuelve cada vez más difícil, tensión y muchísima emoción.

En la primera parte, sin saber bien para qué, los participantes llegaron al Radisson Victoria Plaza, donde los esperaba  el jurado. Recién allí conocieron la consigna: hacerse cargo de un turno del  room service del  hotel. Para eso, tuvieron que dividirse en tres equipos -rojo, azul y naranja- con tres integrantes cada uno, y cada equipo contó con uno de los jurados como jefe de cocina. Se trató de una de las pruebas más difíciles hasta ahora, ya que los pedidos llegaban uno tras otro y la presión era grande.

Uno de los equipos resultó ser el mejor y los otros dos, es decir, seis participantes, pasaron a la prueba de eliminación. Allí, recibieron una sartén, un cuchillo y una cuchara de madera, solo tres utensilios con los que deberían preparar un plato que deslumbrara al jurado.

La prueba tuvo un nivel de exigencia muy alto al que los participantes respondieron con creces, logrando platos muy buenos. En una decisión muy reñida, el jurado determinó la 10ª eliminación, que se vivió con mucha emoción, ya que se trata de uno/a de los/as participantes más alegres, positivos/as y queridos/as de la competencia.

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